Ferrobelum IDENTIFICADOR
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| Tema: El ensayador, ese gran desconocido Lun Mayo 03, 2010 10:55 am | |
| SOBRE LAS TECNICAS DE ACUÑACION. La técnica de acuñar, desde la invención de la moneda, fue la del martillo, pero resultaba inadecuada para las plata e insuficiente en cuanto a la cantidad y perfección de las necesidades de la sociedad en el siglo XVI. Como resultado de todo ello, apareció la acuñación del "molino" y del "volante". La fabricación de moneda se hacía de la misma manera que la llevaron acabo los griegos en el siglo VI a. C., por medio de troqueles grabados en hueco. En el anverso y reverso de la moneda, se colocaba entre ambos el "cospel"*, y golpeando con un martillo el troquel de arriba contra el de abajo, aparecía la moneda. La Grecia antigua acuñaba moneda con este sistema, el cual llega a Roma, en donde los cospeles, con la medida y el peso que debía tener la moneda, se calentaban al rojo y golpeaban con cuños fríos. En el yunque se aseguraba el cuño, que sufría el violento golpe de la maza o el martillo, plasmando en el disco monetario la impronta de ambos troqueles y convirtiéndolo en moneda. Este oficio era muy delicado; se necesitaba gran práctica ya que, dado el primer golpe, los otros debían realizarse con mucha precisión, repitiéndolo varias veces y teniendo cuidado de que las partes en relieve coincidieran exactamente en todos los golpes. Este sistema se usó hasta los primeros tiempos del siglo XVII, sustituyéndose por la creación del método de batir la moneda mediante el movimiento hidráulico de la rueda del molino implantado ya en Segovia (por primera vez en Francia en 1522). La aparición del molino se atribuye al grabador Antonio Braulier; consistía en una máquina de madera con dos rodillos a los que se fijaban unos rieles grabados. Al girar éstos, s obtenía la acuñación de los mismos. Si el molino era movido por agua se denominaba "ingenio de agua", y si era movido por la fuerza muscular de caballos u hombres, se denominaba "ingenio de sangre". El invento del volante se debió a Nicolás Briot: el material de dicha máquina era normalmente el bronce y, en raras ocasiones, de hierro. Iba provista de un tornillo central (husillo) accionado por un brazo horizontal terminado en pesadas bolas de las que pendían correas para ser tiradas por hombres. Los cuños o troqueles del anverso y del reverso se ajustaban al usillo y la parte inferior de la caja, colocando entre ellos el cospel, que quedaba impreso por medio de sucesivos golpes. En 1783 fue perfeccionada por el ingeniero suizo Jean Pierre Droz, permitiendo la acuñación simultánesa de anverso, reverso y canto. Existieron varias máquinas para la fabricación de moneda creadas por los españoles, como la de "tijera", en la que, una vez acuñada la moneda, se recortaba a tijera hasta que diera el peso. Fue inventada por Miguel de la Cerda en 1590. Tuvo mucha importancia por la cantidad de moneda acuñada por esta técnica por las cecas de Madrid y Toledo, extendiéndose su uso a la fabricación de moneda en el Nuevo Mundo. El 9 de agosto de 1598 se contrata a Baltasar Vellerino para la instalación de este sistema en las casas de moneda de Santo Domingo, México, Lima, Potosí y Santa Fe, y a su regreso llega a un acuerdo con el rey acerca de la labor realizada con este ingenio en tierras americanas. La pieza elaborada con este sistema no debe confundirse con la <<macuquina>>, que fue la moneda colonial hispanoamericana de oro o plata, más burda, con una técnica defectuosa y primitiva, fabricada a martillo y vaciando los cuños con buril y punzones irregulares. La información documental sobre las técnicas de acuñación en los siglos XIV y XV se conserva en unos libros llamados << Títulos y Enajenaciones del Real Patrimonio>> que se encuentran en el Archivo General de Valencia, y constituyen el recordatorio para los sucesivos maestros de cada ceca de lo que debía hacerse, así como los inventarios que se hacían cuando el rey arrendaba la ceca para las diferentes acuñaciones por un número determinado de años, según era costumbre. Las operaciones fundamentales eran: 1-. La contratación de metales y monedas, extranjeras o propias, destinados a la fundición, par lo cual había disposiciones que autorizaban el transporte por el país de un número determinado de marcos de plata, oro o vellón. 2-.La fundición del metal y fijación de la liga o aleación que debía tener la nueva pasta par la acuñación de moneda. 3-. El entalle de los cuños o labra de los mismos por los entalladores, trabajo que podía hacerse o bien labrando los cuños totalmente nuevos o inspirarse en los antiguos o tomar de éstos algunos elementos. Este trabajo se encargaba a orfebres. Por lo visto, dos eltalladores-orfebres famosos fueron los aragoneses Pedro Bernec y Bartolomé Coscolla en el reinado de Pedro el Ceremonioso en 1385. 4-.Ensayo de los cuños por los ensayadores y corte en cospeles o piezas redondas, ya dispuestas para acuñación. 5-. Peso de estas piezas y tamizado de las mismas. 6-. Blanqueo u operación de devolver al metal su color propio: la plata quedaba negra en las operaciones de fundición; el oro se había de colorear, o sea, devolver a su tono. 7-.Puesta en el horno de los cospeles que habían de recibir la impronta de los cuños. 8-. Acuñación propiamente dicha, esto es, puesta de los cospeles entre las dos piezas: la inferior, fija, llamada "pila", y la superior, móvil, llamada "troquel". 9-.Golpeo por el mismo monedero, o por otro compañero, con el martillo para producir la moneda. 10.-Ensayo por el ensayador de una de estas piezas ya acuñadas y peso de las mismas, recortando de una de ellas un trozo guardado como muestra y certificación del resultado del ensayo. 11-.Blanqueo de las piezas acuñadas, especialmente las de oro y plata.
Para todas estas fases se necesitaban bastantes locales independientes entre sí y con mano de obra especializada. En toda ceca era necesario: primero, el maestre; segundo, el ensayador; tercero, el escribano; cuarto, el pesador (que rija la balanza); quinto, el fundidor (que sepa fundir en cazo o crisol?; sexto, (hombres que sepan blanquear y colorear); séptimo, debe haber dos hombres buenos y aptos para guardas, que sepan alear y tengan cuidado de todas las cosas pertenecientes a los oficios dichos. Como se puede observar, entre los operarios dedicados a la acuñación de moneda, se atisba un brillo de jerarquía social. Pues bien, así era, y por lo que parece existía en todas las fábricas de acuñación de moneda de España. Los nombramientos más importantes, como superintendente, contador, juez de balanza, tesorero y ensayador, los hacía el rey directamente; tenían categoría de ministros y ocupaban puestos de mayor responsabilidad.
El escribano se ocupaba de redactar las actas y llevar el libro de la plata y oro recibidos en la casa de la moneda, en presencia del tesorero y balanzario. Junto con el superintendente, contador, tesorero, fiel y guardacuños, el escribano estaba presente en la operación de retirar de cada acuñación las monedas de "muestra", que debían enviarse al ensayador mayor.
El cargo del Ensayador (no el Ensayador Mayor) requería conocimientos especiales de su arte. Con el tiempo, lo ostentaron personas que desconocían el oficio, siendo por ello responsables directos de las "transgresiones de la ley"(monedas con metales de una ley distinta a la prevista). En ausencias y enfermedades debían ser sustituidos por suplentes, quienes ponían sus marcas entre dos emisiones propias del ensayador. Cuando un ensayador elegía una marca propia para una emisión concreta, continuaba con ella en las siguientes emisiones y marcaba con la misma letra aunque se trasladara a la ceca de otra ciudad. El ensayador era el encargado de comprobar las leyes de las barras metálicas llegadas a las cecas. El Ensayador Mayor fue una figura importante en las casas de moneda, haciendo las funciones de supervisor de la ley de las monedas grabadas. Este cargo existía en España y en América. En el capítulo XIV de la Ordenanza de Felipe V, dada el 9 de Junio de 1728, se especifica que el Ensayador Mayor es el encargado de examinar la calidad de la moneda en curso. Debía tener conocimientos bastante exhaustivos de química y sus aplicaciones. Se le consideraba el fiscal del Estado para saber si la moneda tenía la ley que marcaba la ordenanza. Junto al ensayador, autorizaba la rendición de la moneda, requisito indispensable para su circulación. En cuanto a la técnica de acuñar, << el Ensayador en presencia de los oficiales mayores, cortaba por el medio la pieza; mitad quedaba en poder del guarda y la otra mitad se cortaba de nuevo por medio; las dos cuartas partes se quedaban en poder del ensayador, certificando haber ensayado la moneda y estar en peso, ley y talla. Más tarde el escribano cogía la mitad de la pieza en poder del guarda y uniéndola con las dos partes que traía el ensayador, las ajustaba para ver si cuadraban bien. Entonces, envolvía las tres partes en un papel y las ataba con un hilo, escribía sobre el papel la marca del ensayador y lo guardaba en un arca con tres llaves. Después, el Balanzario pesaba toda la moneda de libranza para comprobar si las demás piezas estaban en el mismo peso…>> El Grabador General era el más importante dentro de la elaboración de la moneda; modelaba el busto del monarca y las armas de la nación que iban en el anverso y el reverso de la misma. En el caso de Felipe II, el Grabador General fue Juan Pablo Cambiago, procedente de Milán, y fue el encargado de hacer los cuños y troqueles en hueco. También se le denominaba "incisor" o "abridor de cuños". Otros grabadores que sirvieron en la corte de Felipe II fueron Jacobo Trezzo y Clemente Virago, procedentes también de Milán, y escultores a la vez que grabadores en hueco. Jacobo Trezzo murió en Madrid en 1589 en una casa construida por él. La calle en la que estaba tal casa, lleva su nombre hoy en día. Poner en las monedas las firmas de sus grabadores no era costumbre en España , ni las disposiciones oficiales lo autorizaban. Una excepción la tenemos en Don Luís de Marchioni, grabador de la reina Isabel II, que en 1856 concedió el permiso a éste para que colocara su firma en los cuños que abriese.
El tesorero era el funcionario de la casa de la moneda, con categoría de ministro, que estaba encargado del oro y la plata acuñados, así como de las barras, que se guardaban bajo tres llaves. Éste, tenía la facultad de nombrar un Teniente de Tesorero, también llamado Lugarteniente, y que debía ser <<home llano y abonado para ello>>; si no reunía estas condiciones, los oficiales y monederos podían rechazarle; este lugarteniente respondería con su persona y bienes para hacer cumplir las disposiciones. De todo esto es de lo que debía ocuparse el tesorero principal. En cuanto a las medidas de control, antes de entregar el metal a los obreros, debía pesarse por el maestro de balanza. Si el tesorero desobedecía este paso, era condenado a muerte, al igual que cualquier otro obrero que fuera sorprendido sin cumplir estas disposiciones. Estas penas capitales que contempla la ordenanza de Medina del Campo, reflejan el funcionamiento deficiente de algunas cecas y los duros remedios que implantaron los reyes. Otras penas, en este caso de índole administrativa, eran las que se podían imponer a los monederos por tener más metal en su taller del que podían acuñar en un día.
Dentro de los cargos menores, nombrados por el tesorero, tenemos la figura del Acuñador, que tenía gran prestigio social, aparte de la exención de tributos reales y señoriales. No podían ser encarcelados por deudas y estaban directamente sometidos al señorío del rey. El cargo tenía aveces carácter vitalicio.
El título genérico de guarda se daba a los empleados de las casas de moneda, con distintas jerarquías. El guardacuños era el encargado de la custodia de los cuños. Una vez que el Juez de Balanza había comprobado que los cospeles tenían el peso de la ordenanza, se los entregaba a él para su acuñación. Los guardas de cada ceca tenían un arca donde se guardaban los aparejos útiles para labrar numerario; estos entregarían los utensilios cuando los monederos los necesitaran, debiendo ser devueltos el mismo día bajo pena de muerte. Parece ser que esta disposición la hicieron como medio de evitar que los monederos pudieran acuñar monedas al margen de las disposiciones de sus superiores. Este sistema del arca ya era conocido en la Edad Media como medida de precaución para tener un control interno y de los medios técnicos de que se disponía. Bueno, por último cabe resaltar que el ejercicio de los cargos aveces tenía carácter hereditario, y se sabe de varios casos en los que un familiar sucede a otro en su cargo a modo de herencia, incluyendo los derechos derivados del ejercicio de dicho cargo. Espero que os haya gustado conocer todos estos datos, quizá un poco deslavazados, pero no por ello carentes de interés. | |
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| Tema: Re: El ensayador, ese gran desconocido Miér Mayo 05, 2010 12:17 am | |
| Comprendo que nadie diga nada de esto pues se tarda mucho en leer, no obstante viene estupendamente para saber de que van las monedas, en especial las de genero "felipero". Plantearos esta lectura para algun tiempo de espera, por ejemplo mientras esperáis a que se seque la colada o mientras estáis zurciendo ese tomate en el calcetín o algo por el estilo :roll: | |
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