saludos halconera tu hebilla es de ceñir la túnica:
Hebilla de cobre dorado con decoración geométrica en una solo cuerpo, Andalucía, siglo XIII-XIV.
Una parte importante de la vestimenta del caballero cristiano en el siglo XIII, es el cinturón, tanto para uso civil como para el militar.
El cinturón se compone de correa y hebilla, y durante este siglo fue de uso común en casi todos los estratos sociales, tanto en el villano como en el noble, solo los eclesiásticos y muy pobres, prescindieron de este complemento, aunque ambos por distintos motivos.
Aquí trataremos este complemento desde el punto de vista del caballero tanto de linaje como villano, aportando imágenes de época sacadas de las cantigas de santa maría, y aportes de hallazgos arqueológicos efectuados en el antiguo reino de castilla.
Fue la moda en este siglo la de portar un cinturón largo, que una vez colocado y anudado tras pasar por la hebilla, caía hasta o pasadas las rodillas.
Las hebillas solían ser metálicas y doradas, generalmente de cobre, compuesta de arco, aguja y chapa, tanto el arco como la chapa iban decorados con motivos heráldicos o geométricos, bien por incisión, calado, o excavado y relleno de esmalte, las hebillas muy ricas se fabricaron de metales preciosos, y se decoraban con ricas piedras, filigranas, y esmaltes o vidrios.
La correa para ropa civil, era de tejido muy decorado, se portaba sobre la saya y caído sobre las caderas, no con la función de sujeción, ya que la saya era prenda que se llevaba muy ceñida al cuerpo por un encordado sobre el costado o a la espalda, sino como uso exclusivamente decorativo, o de soporte para llevar la espada, daga, o bolsa monedero.
Nunca se uso sobre el pellote,
y cuando se uso para ceñir la túnica, el material fue de cuero decorado con apliques metálicos dorados y decorados, la correa en este caso era más fina y la hebilla más pequeña, sin decorar el arco, pero si la chapa.La correa militar tuvo la misma función que la correa civil para ceñir la túnica, pero en este caso también ciño el perpunte o la sobrevesta.
De cuero con apliques decorados, fue también larga, pero tras pasar por la hebilla, se solía entrelazar el sobrante a lo largo del resto de la corra ceñida, evitando así que descolgase, y fuese un estorbo a la hora de subir al caballo, o pelear en tierra.
Junto a la correa ceñidor, se llevo otra ancha para sujeción y portabilidad de la espada, la mayoría de las veces sin hebilla, y con un sistema de cierre por nudos.
Cuando llevo hebilla, esta tenía forma de estribo, era grande, de bronce y dorada, y su arco se decoro con motivos heráldicos o geométricos, bien incisos o excavados y esmaltados.