La ley acerca de la búsqueda y preservación de antigüedades de 1992, es aplicable a todos los objetos que pertenecen a la edad antigua, época paleocristiana y edad media.
Cualquier excavación requiere una licencia y no se puede realizar sin el permiso cerca de una antigüedad de tal manera que esta pueda verse afectada directa o indirectamente.
Todos los descubrimientos casuales deben ser comunicados y entregados. Las recompensas suponen el 50% del valor del hallazgo si han aparecido en terreno público y el 100% si se han producido en terreno privado.
Aunque la ley de 1992 no se refiere específicamente a los detectores de metales, cualquier objeto encontrado por su uso y que pertenezca a alguno de los períodos anteriormente citados, está incluido en dicha ley.